Ponencia


Urgencia, acción, espera
Los siguientes párrafos surgen de algunas reflexiones conectadas al artículo Antropoceno, capitaloceno, plantacionoceno, chthuluceno; generando relaciones de parentesco (2016) y el capítulo “Pensamiento tentacular” del libro Siguiendo con el problema (2019), ambos escritos por Donna Haraway. Así pues hay dos cosas que me interesa hacer: 1) a través del presente texto, aproximar a algunos inevitables problemas contemporáneos e ideas llamativas que comparte Haraway, así como un cuestionamiento de lo pertinente de estos planteamientos. Y 2) a través de un video, retomar varias de las características enunciadas para una narrativa desde mi mirada situada, adentrándonos en una síntesis especifica de  dichas problemáticas y el tratamiento dado en lo escrito.
Urgencia
Hace algunas décadas, y a raíz de las múltiples afectaciones que han sucedido en el planeta, grupos académicos, activistas y otros personajes o colectivos que denuncian y expresan su preocupación por las consecuencias devastadoras de aquellos discursos y prácticas dominantes, han convenido el empleo de nuevos conceptos, precisamente para dar cuenta de estas nuevas complicaciones que global y localmente son nocivas: “Antropoceno” y “capitaloceno” son dos, con esto no se hace referencia a una era del modo como comúnmente indica en geología el sufijo ceno, sino que hablamos de un tiempo que concierne a un evento límite, el tiempo de las consecuencias radicales de actividades patrocinadas por pensamientos negligentes.
La destrucción de los refugios humanos y de otras especies. El insostenible saqueo de recursos naturales por satisfacer la demanda energética, de consumo y de actitud. La contaminación y detrimento del ambiente, al igual que otras urgencias, son producto visible del mito de la superioridad del hombre, aunado a el impacto del capitalismo irreflexivo desplegado sobre los cuerpos, tiempo y vida de cualquier especie terrana. 
La arrogancia y carencia de compromisos, cuidados y grandes sensibilidades, están respaldadas en el discurso ideológico que podemos ver en el antropoceno, este como una mitificación del hombre, un determinismo capaz de fijar las categorías y relaciones presentes en el mundo, que promueve el individualismo, la excepcionalidad de lo humano, el único capaz de hacer Historia, de hacer Ciencia. Estrecho con la visión totalizante como ya leíamos en “Cyborgs ciencia y mujeres” (1995). El carácter del antropoceno parece ser olímpico, celestial, ¿Es toda la devastación que vivimos una prueba de la providencia o un castigo revelado? En contraste, capitaloceno muestra un origen más impuro, relacional. No es el efecto de unos desarrollos consecutivos a la creación de máquinas de vapor, sino un entramado de conexiones, intereses, usos y abusos de una especie que cree tener súper poderes, con un dios desvanecido y la conversión secular al progreso y necesidad modernizadora, establece la tendencia de los seres y sus vinculaciones, empobrece el espectro ético al mercado y beneficio, que siempre es individual.  Frente a estos agudos agravios de salud planetaria, la exigencia de estos discursos dominantes es la inmutabilidad, la prolongación de la devastación, personificada en el negacionismo del problema o la pasividad optimista. Debe quedar claro que esta visión resulta insostenible y, que las consecuencias aquí esbozadas superan y formulan grandes discontinuidades en el modo que habitamos y nos relacionamos con el planeta, entonces nos encontramos  con la exigencia de creatividad.
Acción
Con la aguda expresión del caos y obsolescencia que representan aquellos grandes discursos, modernos, teleológicos, científicos que ofrecen totalidades explicativas, trascendentales, puras e irreprochables. Estamos frente a la necesidad de unas renovadas visiones, que motiven profundas transformaciones de un gran número de prácticas, “chthuluceno” es un nombre que funciona a dicha posibilidad necesaria.
Sin protagonismos unívocos, en el chthuluceno son las fuerzas ctónicas (de la tierra) las que despliegan el horizonte y es la relacionalidad la que le brinda consistencia al actuar, Haraway hace hincapié en la construcción de bastedad de caminos y conexiones, senderos entrecruzados, interesantes tejidos y raras anudaciones, altamente complejas y abiertas a la heteronomía de formas, narrativas  y seres terranos. Desde esta perspectiva de múltiples autores, múltiples especies y múltiples conexiones, es decir la riqueza de Gaia, Pacha o cualquier otro nombre, podemos entender tanto que al referirnos al chthuluceno no se está reduciendo a nuestro presente en crisis, sino que abarca tanto al pasado como al posible futuro. Y también, nos aproximamos a la significación del compost para Haraway, ya que “todos somos compuestos” (2016, p 20), no invenciones puras e individuales.
Dos son las tareas apremiantes, minimizar el tiempo del antropoceno y capitaloceno, y, direccionar colectivamente nuestras fuerzas a la reconstrucción y construcción de nuevos refugios para todas las especies. A partir de estos compromisos misionales, se desprenden un entramado de prácticas e ideas, a las que le podemos ir dando forma desde el concepto de simpoiesis, que atiende a la colectividad, a la necesidad de otros modos de pensar, pensar-con, devenir-con en respuesta a el individualismo y excepcionalísimo humano, también otras imaginables vinculaciones y parentescos sorprendentes, que no se reducen a especies, o genealogías. Con sensibilidad similar, el pensamiento tentacular, nos remite a la vida que camina, serpentea, aletea y cualquier otra expresión de movimiento, reunida en diversidad de líneas, con especial atención en el trabajo de florecer ensamblajes, que es justamente el trenzar parentescos, conexiones situadas, cuentos entrecontados, enredados de seres y acciones, que superan la trama de la utilidad, y atienden al inteligente llamado de la “respons-habilidad”, la cual interpreto como la capacidad de estar a la altura de la respuesta que requiere cada situación, desde la creatividad que necesitan estos pensamientos, sin apelar a la arrogancia, sino a prácticas amables, de cuidado, de furia y de amor. El florecer implica todo el empeño del cultivar y la respons-habilidad es un nutriente para este importante trabajo.
La contundente dirección del chuthuluceno y la diferenciación y respuesta que tiene frente a la devastación del antropoceno y capitaloceno, redirigen una amplitud de prácticas a la identificación colectiva, multiespecie, situada, con una sensibilidad profunda, que sea capaz de reunir una multitud de relatos, anécdotas, miradas, pensamientos e historias, mientras se piensa seriamente desde la amplitud de lugares posibles, esto sería una visión geohistórica y de las humusidades, en remplazo a las categorizaciones dominantes o cerradas de Historia y humanidades. Interpelados por la multitud de actores, la justicia traspasa el encierro de lo humano, modifica o ecodifica las prácticas, incita a nuevos caminos, moviliza a una salida, que no es propiamente una solución sino un serpentear a nuevas y mejores posibilidades, que no pueden prescindir del luto, ni de la memoria de las pérdidas humanas y no-humanas, antes bien está rememoración sostiene el pensamiento, la ética y no permite el devenir negligente, con el que muchas veces estamos imbricados.


¿Espera?
Hemos pasado hasta aquí por una caracterización del problema que acontece y también por una interesante tentativa de afrontarlo. Sin embargo me inquieta la inflexión de las dinámicas dominantes que prolongan la destrucción de hábitats y recursos. ¿Cuantas conexiones faltan consolidar para volcar el agresivo paradigma económico de un discurso aterrador y vigente? ¿La condición de urgencia que nos convoca puede ayudar a establecer esas conexiones necesarias? Haraway señalaba la intromisión de los asuntos humanos en la naturaleza, del mismo modo el “estallido” de la naturaleza en los asuntos humanos, hemos vistos como estos cosifican y acomodan la naturaleza en términos burocráticos, de regalías, licitaciones y propiedades. Así pues, ¿Cómo podemos en el chthuluceno estallar (ojala no ficcionalmente) a esta burocracia, mercado y corporaciones?
Lo que intento dejar en cuestión es la prolongación de las acciones negligentes, globales, que aplazan el asumir las consecuencias, frente a la unificación de diversas fuerzas creativas que resistan y reviertan la crisis planetaria que hemos provocado. El camino de restauración por obvios motivos no será trazado por ninguno de estos esquemas jerárquicos, sino, nótese la reiteración de los medios oficiales en la frase “salvar la economía” en nuestro presente pandémico. Esto afirma la dirección y necesidad que ya hemos oteado, de un pensamiento renovado colectivamente. Pero para diluir el paradigma económico ¿Faltan impulsos o disposiciones? Si estamos dispuestos a propiciar y esperar una toma de conciencias conectadas, como enfrentamos la extensión del declive ambiental, si atendemos a una necesidad de revuelta, cómo cultivaremos conexiones profundas y reflexivas. La exigencia de creatividad es alta, “¡Tenemos que pensar!” una invitación de Haraway a la que vale la pena prestar nuestras fuerzas, recordando siempre que “Gaia no es una lista de preguntas a la espera de políticas racionales” (2019, p 79), muy por el contrario, desde las acciones situadas debemos apuntar y trabajar con gran sensibilidad y atención
Referencias
Haraway, Donna  (2016) “Antropoceno, Capitaloceno, Plantacionoceno, Chthuluceno: generando relaciones de parentesco”, en Revista Latinoamericana de Estudios Críticos Animales, vol I p, 15-26.
 Haraway, Donna (2019) “Siguiendo con el problema”, Consoni, Buenos Aires, p,59-98.  




Comentarios

  1. Hola espero que te encuentres bien, este es link de comentario a tu ponencia, pido disculpas por la demora, también adjunto un link de una película que recode en la lectura de los textos.
    Comentario: https://www.youtube.com/watch?v=jCmBk33wKbw
    Trailer de película: https://www.youtube.com/watch?v=NFLd8L_UlFY

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  2. Primero, agradecerte por la ponencia, fue muy fluida de leer y conectar los conceptos que la autora maneja, permite una clara comprensión y refuerzo de síntesis de la lectura, además de la ilustración que nos dejas, me encantó, me siento muy identificada con ese tipo de ilustraciones “amorfas” o diversomorficas, “seamos bosques nativos”, es bello ver cómo a través del arte se puede representar muy bien las ideas que propone la autora, por lo que considero es un aportes y ejercicio interpretativo muy importante. Por otro lado, y respecto al apartado de: “¿la espera?” considero es un muy buen aporte que nos dejas, porque nos pone en esa actitud de interrogarnos ¿esperar? ¿Esperar qué? La reflexión justamente transmite eso, no se trata de esperar sino de actuar, no solo desde acciones concretas y situadas, sino también de pensar qué pensamientos debemos pensar, como lo propone Haraway “qué ideas usamos para pensar otras ideas” al hablarnos de Stratherm. Cuando formulas las siguientes cuestiones: “¿Cuántas conexiones faltan consolidar para volcar el agresivo paradigma económico de un discurso aterrador y vigente? ¿La condición de urgencia que nos convoca puede ayudar a establecer esas conexiones necesarias?” En torno a la negligencia de las sociedades, me recuerda una frase de una película muy conocida (Tomorrowland, 2015, Brad Bird) que me marcó desde el momento en que la vi, por la forma en que esta es expuesta en un ámbito académico (la escuela secundar) en el que solo se centran en discursos poco alentadores, bajo esa idea del Antropoceno y literatura distópica. La frase de la protagonista en un tono ya desesperado dice: “Ya sé, ya sé que todo está mal, pero ¿qué hacemos para arreglarlo?” más allá de si podemos o no arreglar tal cosa, o impedir que los entes de poder sigan haciendo de las suyas, es pensar qué tenemos en nuestro poder para cambiar lo que sabemos que está mal, qué hacemos para vivir bien y morir bien dentro de nuestras comunidades. Es interesante cambiar la perspectiva y darnos aliento con la cantidad de colectivos ya existentes, sé que hay muchos haciendo cosas muy valiosas. Tener en cuenta dichas cuestiones es importante, pero como entendí de Haraway, hay que atenderlas con sumo cuidado para no caer en el fondo de su discurso desalentador del Antropoceno. Por lo que valoro el aporte que haces y que nos sitúas en la situación actual frente a la gran importancia que se le da a la idea de “salvar la economía” en esta situación de pandemia, además del vídeo que nos compartes sobre la historia de la explotación minera y las problemáticas de Sibaté que localizas y relacionas con la propuesta de la autora. De nuevo, agradezco tu ponencia y agradezco al seminario la lectura de este texto tan bonito.

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  3. Alexis:

    Quisiera empezar diciendo que me gustó mucho mucho el video. Me parece que es una muy bella manera de llevar a la práctica las ideas de Haraway y de este seminario: poner atención a la vida concreta, a los lugares, las personas, sus historias, plantear los problemas desde aquello que nos atañe, que nos incumbe, que atraviesa nuestra vida. Creo que al tomarte muy enserio la invitación de situar el pensamiento nos enseñas y nos comunicas mucho más de lo que a veces se puede comunicar al escribir correctamente un argumento y una idea en un texto. Claro, también es cierto que tu video se enriquece mucho y adquiere un horizonte de sentido en el texto que lo acompaña, y sobre el que coincido con otras personas en resaltar su calidad.

    Sibaté, el peñón, el hoyo, nos sitúas y nos cuentas la historia de cómo ha cambiado el paisaje, el territorio compartido. Hay personajes, tus padres, su memoria, las especies que lo han habitado, incluidos los humanos y, dentro de ellos, la comunidad local y la trasnacional, la empresa minera. Yo entiendo la necesidad de hacer estallar ese sistema que acaba, que mata, que tala, que explota, expropia y prohíbe, entiendo la sensación de urgencia de tus palabras "hasta cuándo vamos a seguir esperando". Y creo que encaminas muy bien la urgencia al situarla en la necesidad de poner en acción la creatividad, entiendes que Haraway propone quedarse con el problema, no por que sea deseable, sino porque no hay de otra. Las transformaciones del sistema, profundas y a gran escala han demostrado ser imposibles. Tú mismo nos relatas la imposibilidad de acabar con la empresa minera, de transformar definitivamente la relación entre los vivientes de ese sector desde esa respons-habilidad. Sin embargo, la clave está en el adverbio: definitivamente. Lo primero que nos dice Haraway es que eso no va a ocurrir, no habrá salvación, revolución radical, no derrotaremos al capitalismo, al antropocentrismo definitivamente, no al menos sin acabarnos como especie. Pero no es una mirada desesperanzadora del todo, Haraway nos invita a hacer grietas en el sistema, justamente a partir de esa propuesta del Chtuluceno, del parentesco interespecie, del parentesco entre los seres y fuerzas de la naturaleza. Eso que el capitalismo y los antropocentrismos destruyen lo puede crear y recrear la vida, el sentido creativo del co-habitar, de producir lugar, eso no nos lo pueden quitar. Es mucho y, sin embargo, muchas veces se siente muy poco, entiendo tu urgencia, tu desespero y me parece honesto y enriquecedor que lo compartas así, contradictorio y sinsalida como es.

    (...)

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  4. Yo creo que no podemos subestimar el poder de la ficción (me refiero a "no solamente ficcional"), porque una de las cosas más poderosas de la propuesta de Haraway es romper esa dicotomía real/ficcional. Porque, como tu video comienza a sugerirlo, hay muchos agentes y muchas historias en lo concreto (y el problema de la hegemonía es que anula esa multiplicidad e instaura una única voz, una única versión, una única historia), porque le resta capacidad de instaurar un único mundo a la ciencia, al mercado, al patriarcado.... La resistencia está en muchos lados y aunque no tenga los resultados espectaculares y definitivos que quisiéramos, esos rasguños, esas futuros y realidades alternativas nos dan esperanza.

    Fíjate no más en la fuerza de decir: "eso no es un humedal natural". Contar la historia del agua en el Hoyo, en Sibaté, contarla con la voz de tus abuelos, ya es muy valioso. Haraway nos invita a entender que esa afirmación es tan real como la ciencia detrás de la ingeniería de esa empresa, tan real como el discurso jurídico que justifica la explotación. Claro, quienes están en el poder no prestan oídos, sólo quieren la asimetría, los medios tradicionales de dar valor, los sesgos de la dominación. Pero a nivel pequeño se pueden hacer cosas, lo más importante es desestabilizar la unidad, hacer notar la pluralidad y complejidad de las relaciones, tejer parentesco, descentrar lo humano. Cuando damos ese giro en la atención, encontramos que hay más resistencia de la que sospechábamos al principio, incluso en los paisajes más devastados.

    ¡Gracias!

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