Diario 4


De la necesidad catártica 


Al momento de empezar a escribir este diario, siento la necesidad de iniciar con un grito estrepitoso, pero lamentablemente una onomatopeya para este caso, no alcanzará a  corresponderse con el cóctel anímico que apenas empiezo a digerir, la tensión se encuentra en ese grado de éxtasis, la acumulación completo toda su metamorfosis, y no porque se esté inactivo sino porque las fuerzas propias no han logrado permanecer constantes, peor aún se han disgregado y conturbado mi mente hasta un punto de pánico y alteración. De lo que estoy hablando es del presente punto álgido que separa la finalización de este semestre. Así pues, el presente diario no pretende, al menos de manera intencionada, enfatizar en alguna reflexión conceptual o de las ideas de las autoras del seminario, más bien pretendo con este diario, una suerte de ejercicio terapéutico, que funcione para alivianar la presión que sobrecarga manos y mentes en estos días.  
Quizá cansado de criticar la autoridad institucional, lo nocivo de su intromisión y manejo de la relación con el conocimiento, los procesos, tiempos y apuestas de la actividad educativa, o mejor, debilitado por las circunstancias pandémicas, me encuentro en la penosa situación de enfrentar otro cierre, enunciándolo así tal cual, con el frío y aspereza que me han conmocionado estas semanas. ¡Otro cierre! Vaya carga que lleva esta conjunción de palabras, podría pensarse porsupuesto, en la carga que le otorga al trabajo como docente universitario, si bien la profesión puede ser de muchas maneras desgastante, parece que aquí añadimos una más. No obstante, no tendría que ser del todo una visión desalentadora, quiero decir, que la experiencia misma puede proveer de direcciones, aptitudes y sobretodo, de la dupla de paciencia y creatividad para sortearselas o mantener la estabilidad, en estas enormes confrontaciones, o así es como quisiera verlo y efectuarlo.
Diré entonces, que las herramientas de las que nos podamos valer para afrontar este cierre, que incluso toma imagen de choque o batalla entre la particularidad y la formalidad, resultaran significativas para el buen logro de dicho relato de alteración de la persona. El respirar profundo resulta una pauta publica apropiada en un nivel menormente traumático de dicha actividad, de ahí en adelante, resulta necesario inmiscuir simbologías al trasegar por la formalidad, para no perderse a si mismo y para proyectar la esperanza.
Postdata: A medida que avance en la redacción de estos párrafos, en efecto sentí la disminución de la tensión que exprese al inicio, obvio no se desvaneció por completo, si resulto un tanto terapéutico.

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